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La mesa redonda ‘Mujeres y periodismo’ recoge los problemas de las periodistas de Salamanca

Como antesala al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Asociación Salmantina de Periodistas (ASPE), en colaboración con el Ayuntamiento de Salamanca, organizaba el 7 de marzo de 2021 la mesa redonda ‘Mujeres y periodismo’.

El acto, celebrado en el Centro Municipal Integrado Julián Sánchez, ‘El Charro’, y moderado por la tesorera de la ASPE, Ana Carlos, contaba con la participación de cuatro socias de diferentes perfiles por sus situaciones laborales y personales: Pilar Díaz (periodista de Onda Cero Salamanca), Blanca Fraile (periodista de La 7 Castilla y León), Alejandra Martín (directora de Comunicación del Museo Casa Lis) y María Jesús Santa Martina (directora de Béjar en Madrid).

Pilar Díaz, representante de la radio, evidenciaba las diferencias entre hombres y mujeres que ha comprobado en su treintena de años trabajando en los medios de comunicación: “Hay acoso y paternalismo. Si destacamos, se dice que es porque somos ambiciosas; si los que destacan son ellos, es porque son los elegidos. Eso sí, meterse en confrontaciones con jefes que imponen su criterio en vez de dialogar es una pérdida de tiempo y energía. A veces hay que aceptar sus órdenes, pero no resignarse. Lo que me entristece es que mis peores experiencias profesionales las he tenido con mujeres. Es doloroso y duro de asimilar que, siendo conscientes de que se considera que estamos por debajo, nos dañemos entre nosotras”. A la hora de conciliar la vida laboral y familiar, Díaz, sin descendencia, destacaba que algunas compañeras han sido despedidas por estar embarazadas, por lo que intuye que “aunque nadie diga si hay un buen o mal momento para ser madre, todos pueden ser malos”. “Mi intuición me señalaba que si renunciaba a trabajar un tiempo en los medios de comunicación por tener hijos, no me reengancharía”, añadía. Pilar consideraba que corresponde a toda la sociedad solucionar los problemas de las periodistas: “Las mujeres fallan en que, cuando llegan a puestos directivos, copian el modelo de los hombres, quienes, afortunadamente, ya están entrando en el territorio emocional. Lo penoso es que los propios sindicatos, encargados de defender a las trabajadoras, no ejemplaricen teniendo secretarias generales”.

Al contrario que Pilar Díaz, Blanca Fraile, salmantina que trabaja en televisión en Valladolid, es madre de una niña de 3 años. “Nunca pensé cuál sería el mejor momento para tenerla. Miro a mi alrededor y soy la única mujer de las que hacemos programas que tiene descendencia. Las compañeras de informativos sí que tienen hijos, pero también reducción de jornada. Aunque soy trabajadora por cuenta ajena y, a la vez, puedo amoldar mis horarios por el tipo de producto que hago, conciliar convierte cada día en una ‘fiesta’. Eso sí, me niego a cambiar mi maternidad o mi profesión. ¿Por qué tengo que renunciar a una de las dos?”, se preguntaba Fraile, que ponía como ejemplo a seguir el de su madre, también trabajadora. En cuanto a la idiosincrasia de su soporte de comunicación, reflexionaba sobre el perjuicio que puede hacer al género femenino: “La televisión es muy cruel con la imagen. En la tele hay dos tipos de mujeres: la profesional (redactora, editora…) y la presentadora florero, que es minifalda y tacón. Algunas periodistas perciben con naturalidad estar obligadas a vestirse así”. “Sobre el futuro, pienso que es bueno que los hombres también tengan igualdad en derechos como el permiso de paternidad y recrimino que algunas mujeres se avergüencen de mostrar sus historias o trabajos en los medios de comunicación, pues esa actitud las pone en un segundo plano. Yo soy muy directa y no me importa decir que mando yo cuando mando yo o exigir lo que es justo. Con todo, me preocupa que el 60 % de los parados que se dedican a la comunicación sean mujeres. Nunca he conocido una época buena para el periodismo… pero es el oficio más bonito del mundo”, aseguraba.

María Jesús Santa Martina, por su parte, se dedica a la prensa, ya sea impresa o digital, añadiendo otros componentes diferenciadores a sus predecesoras: es empresaria y trabaja fuera de una capital provincial. “Las periodistas que cubrimos temas provinciales estamos más escondidas que las demás y nos encontramos con situaciones rocambolescas. Hay habitantes de pueblos que se meten con nosotras por el mero hecho de ser mujer y pensar que somos inferiores. En 2013, un señor al que no conocía me insultó en una cobertura en la que estaban más periodistas. Lo hizo para pavonearse, por ser mujer, por ser periodista y por mi aspecto físico. También me he topado con casos así informando sobre partidos de fútbol en Béjar. ¿La conciliación? Para mí es imposible porque a cualquier hora tengo que acudir a un sitio. Ser periodista, mujer y trabajar en el medio rural es complicado”, afirmaba. Sin embargo, para Santa Martina, “tener un medio de comunicación propio te da libertad, sobre todo si es digital, ya que puedes trabajar más allá de una redacción, lo que reduce la posibilidad de enfrentamientos. Pero también existe una línea editorial que presiona y, cuando eres empresaria, aparecen asuntos con los que tragar porque tienes que pagar facturas o nóminas”. María Jesús defiende que el Día Internacional de la Mujer es una herramienta más para cambiar las desigualdades entre hombres y mujeres: “Está bien, pero hay que dar cobertura a las actividades femeninas más allá de un día y luchar contra situaciones como que un político se atreva a decirle a una periodista que le disgusta una noticia que ha publicado y se calle si se trata de un redactor varón”.

El puesto de Alejandra Martín es distinto al de Pilar Díaz, Blanca Fraile y María Jesús Santa Martina, pues desempeña su labor en un gabinete. Sin embargo, hay vivencias compartidas: “La conciliación puede ser igualmente un conflicto porque las que estamos en estos lugares también somos mujeres. Como ocurre en los medios, la opinión o idea de una trabajadora carece de validez hasta que un hombre la hace suya. Ellos son líderes; en cambio, si te rebelas, tú eres mandona. Obviamente, surgen controversias y toca tratar con varones que exigen cosas con las que estás en contra, pero la experiencia te lleva a tomártelo como algo vinculado al trabajo en vez de a lo personal, aunque aseguro que trabajamos el doble que ellos y que afrontamos más momentos de estrés”. “Hay pocas mujeres en puestos directivos y las que trabajamos en instituciones tenemos que dar visibilidad a lo que hacen y han hecho a lo largo de la Historia, que ha originado un filtro por el que los hombres son referentes en todas las áreas. Mentalmente, tenemos que dejar de lado el síndrome del impostor y ser conscientes de nuestra valía”, apuntaba Martín con optimismo y enviando el mensaje de que “de la misma forma en que se necesita de las mujeres, se precisa del ‘planeta Varón’ para cambiar las desigualdades de género”.

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