El Auditorio Calatrava de Salamanca acogía el 16 de marzo de 2023 un encuentro organizado por la Asociación Salmantina de Periodistas (ASPE) para analizar el periodismo religioso. En plena Cuaresma, el objetivo del mismo era conocer sus entresijos y responder a la duda de si se necesitan comunicadores especializados en información religiosa o puede abordarla cualquier periodista.
En la cita, moderada por Roberto Benito, vocal de la ASPE, participaba Monseñor José Luis Retana, obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo desde 2022. Bajo su prisma, “la Iglesia precisa de los medios de comunicación para dar a conocer su mensaje”. Por eso, se mostraba encantado de que las diócesis cuenten con departamentos de Comunicación. “En Salamanca, es al primer lugar al que voy cada mañana para empezar a trabajar. Saludo a sus componentes, que controlan mi agenda, y nos ponemos en marcha”, indicaba. Para Retana, la pandemia del covid-19 significaba un punto de inflexión entre la religión y la comunicación: “Los feligreses tenían que seguir las misas desde casa a través de las nuevas tecnologías. Jamás sentí al pueblo tan cerca como en el confinamiento, pues realizaba un vídeo con mensajes que ayudaban a los vecinos, que se hallaban en sus casas”.
En el citado departamento de Comunicación de la Diócesis de Salamanca trabajan Eva Cañas y María Criado. “Era documentalista y realicé estudios de comunicación para trabajar en este gabinete. Procedo, por tanto, de un mundo diferente al periodístico, pero rápidamente entendí que tenemos que hacer un proceso interno, con el personal religioso, y otro externo, con la prensa. Tenemos que estar pendientes de atenderla, de facilitarle lo que pida y de adecuar todo para ella en nuestros eventos. Por ejemplo, cuando Monseñor José Luis Retana accedía al puesto de obispo, elaboramos un documento para los periodistas con las partes de la toma de posesión”, señalaba Criado.
Cañas se incorporaba posteriormente para complementar a su compañera: “Soy periodista y trabajaba en medios de comunicación. Me llamaron porque cubría mucha información vinculada con la religión y me conocían de eso. Tratamos de incorporar nuevas fórmulas comunicativas: boletín semanal, redes sociales, canal de WhatsApp… La retransmisión de actos durante la pandemia del coronavirus supuso una revolución para nosotras. Tenemos una reunión anual con gabinetes de Comunicación de otras diócesis y la Conferencia Episcopal Española, lo que nos ayuda a evolucionar. De la última pudimos extraer la necesidad de guardar las peticiones de cada medio de comunicación. Eso sirve para saber qué temas interesan más y poder adelantarnos para tener localizados escenarios, fuentes o documentos”.
El director de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española, el periodista y sacerdote José Gabriel Vera, destacaba la importancia de que el catolicismo apueste por tener canales comunicativos profesionales: “La Iglesia es la mejor empresa del mundo porque promete vida eterna, es decir, la única que te asegura felicidad para siempre. Sin embargo, está perdiendo ‘clientes’. Comunicar bien es fundamental para que crean en ti. Mi departamento está formado por cuatro trabajadores y tenemos claro que, cuando un medio de comunicación nos solicita algo, tenemos que responderle en quince minutos como máximo. Luego se puede ampliar la información, pero ha de tener una primera respuesta rápido. También tenemos que ser críticos con asuntos controvertidos o duros, como los abusos a menores en la institución. La falta de periodismo especializado en religión, que entiendo que es difícil que se produzca porque no somos política o deporte, que va a más y genera información e interés diario, nos permite ir un paso por delante del periodista cuando organizamos una rueda de prensa. Normalmente, él se dedica a varios temas, por lo que raramente ahondará en diversas cuestiones. Por eso, antes del evento, nos preparamos las respuestas para unas catorce preguntas que seguramente caerán. No falla. Además, una de nuestras máximas es atender a todos los profesionales, aunque algunos traten de dañar a la Iglesia”.
Desde el lado contrario, el de los medios de comunicación, Paco Gómez, periodista de La 8 Salamanca, coordinador de la revista Christus y último pregonero de la Semana Santa salmantina, resaltaba la dificultad para hacer un seguimiento continuo de la actualidad religiosa. “En la televisión hay otras noticias que suelen destacarse, por lo que queda relegada. Se trata de buscarle un espacio y convencer de que esa información es importante. Puede ser puramente religiosa, pero también de carácter patrimonial. Hay informaciones que parten de ti, pero otras te vienen marcadas por los editores. En cuanto a la Semana Santa, no existe un plazo para preparar las retransmisiones o reportajes; siempre estás en contacto con algún cofrade o parte importante de la misma que te transmite datos o novedades. Ellos son una gran fuente y te ayudan en tu tarea”, reflexionaba a la vez que apuntaba que, por el hecho de que cada vez haya menos católicos practicantes y espacio para la religión en los medios, “es innecesario que se fomente una especialización en periodismo religioso”.
En la misma línea se manifestaba Ángel Benito, redactor de La Gaceta Regional de Salamanca: “Que cubra información religiosa no implica que solamente haga eso. Las fuentes informativas colaboran mucho en esta temática. Cuando se cambió de obispo en Salamanca en 2022, la Diócesis de Salamanca nos echó una mano porque desconocíamos ciertos procedimientos. Esa colaboración es clave. También es fundamental, en Semana Santa, escuchar las aportaciones de los que saben. Está todo muy marcado y las hermandades, cofradías y procesiones conllevan unos símbolos y una terminología que hay que respetar. El mínimo fallo es rápidamente detectado por algún implicado”.